Trabajar desde la casa o, más aún, desde cualquier lado pero conectado a Internet y utilizando la tecnología como única forma de contacto con el empleador, es lo que se denomina “teletrabajo”. Aunque el concepto se acuñó en los 70’ con la crisis petrolera, es hoy cuando realmente cobra sentido, sobre todo con el desarrollo de las herramientas digitales y en un ambiente de dificultad económica.
“Debido al acelerado crecimiento tecnológico y la escasez de trabajo en Chile, hoy existe una nueva alternativa para desarrollar la carrera profesional: el teletrabajo. Las características que lo definen son su espacialidad, es decir, el trabajo se realiza en un lugar físico que no es la oficina; la habitualidad, ya que la mayor parte del tiempo el trabajo se realiza de manera no presencial en la empresa; y el uso de las TICs, tanto como medio de trabajo y de organización laboral, como de comunicación con el empleador”, describe Catalina Reyes, jefa de la Unidad de Egresados ALUMNI de la Universidad del Pacífico.
La preferencia por el teletrabajo o trabajo a distancia se ha acentuado por la renovada valoración de la calidad de vida de parte de los empleados, quienes privilegian su tiempo y su espacio con sus seres queridos. Por eso, conectados al correo electrónico y utilizando otras herramientas tecnológicas como Skype, logran estar disponibles para su empleador, pero también pueden disfrutar junto a su familia mientras trabajan, sin tener que estar en una oficina la mayor parte del día.
“Esta tendencia a nivel mundial demuestra que las personas cada vez se van acercando más a mezclar su trabajo con la vida familiar, y las empresas a su vez se encuentran más flexibles a colaborar con esta realidad, mostrando disposición sobre todo para cargos profesionales. Si bien en Chile esta alternativa de trabajo aparece poco extendida, el gobierno lo tiene en cuenta y hay debate sobre la importancia del marco regulatorio, a fin de potenciar nuevas oportunidades de trabajo, tanto para las personas que ejercen profesiones independientes o libres, como también para aquéllas con escasa posibilidad de inserción efectiva en el mercado del trabajo, como mujeres, jóvenes y personas con discapacidad”, asegura Reyes.
El perfil ideal para una persona que desea trabajar a distancia es que sea independiente, es decir, que no necesite la presión de sus superiores para realizar lo encomendado y que además pueda resolver sus problemas de manera autónoma.
“Las personas que deciden trabajar bajo esta modalidad deben organizar su vida familiar, tener disciplina con horarios, una agenda de trabajo y saber utilizar las TICs y medios de comunicación que maneje la empresa. El sujeto debe ser emprendedor y autónomo frente a los problemas, ser perseverante, oportuno, disciplinado y proactivo. Es muy importante que la persona comprenda el uso de cada tecnología, ya que le puede servir para su trabajo. Por ejemplo, es esencial saber cuál es el medio más adecuado para cerrar un negocio. Debe ser eficaz usando el lenguaje verbal a través de las TICs, sin generar equívocos”, apunta la especialista de la U. del Pacífico.
En múltiples países desarrollados, el teletrabajo ya es una realidad para muchos y tiene una regulación legal específica. De hecho, según la encuesta anual American Time Use Survey (ATUS), aplicada en Estados Unidos, el número de personas que trabajan desde su casa aumentó de 19% en 2003 a un 24% en 2015. En tanto, en Chile, falta mucho por andar. La última encuesta realizada por el Ministerio del Trabajo sobre el tema fue en 2011, que tomó datos de la Encuesta Casen 2009 y arrojó que el 0,1% de los ocupados en el país en ese entonces lo hacía en modalidad de teletrabajo; un 73,7% de ellos correspondía a trabajadores asalariados del sector privado.
“Los desafíos a nivel de Gobierno están en crear prontamente el marco regulador que favorezca la contratación de profesionales en la modalidad de trabajadores a distancia. A nivel de instituciones de educación, el reto está en incorporar en sus mallas académicas competencias que habiliten a los futuros profesionales a desarrollar su profesión en este espacio laboral. En tanto, a nivel de empresa es necesario crear políticas que permitan reconocer qué trabajos son aplicables para que puedan realizarse a distancia y tener la rigurosidad y disciplina para mantener un control de los procesos de gestión y autocontrol del trabajo. La inclusión del teletrabajo en las empresas requiere de la inclusión de las TICs”, asegura la especialista en empleabilidad de la Universidad del Pacífico.