Expertas sostienen que todas deberíamos tener un little black dress en nuestro clóset porque más allá de que suene como un mito, lo cierto es que un vestido negro nos salva el look en cualquier ocasión.
No sé ustedes, pero yo soy de las que tienen tres o cuatro vestidos negros y a los que recurro constantemente. Con complementos y accesorios diferentes podemos cambiar el look completamente. ¿Los pros? Muchos: adelgaza, es elegante y atemporal…. Conoce aquí cómo llevar a mi prenda favorita.
– ¿Un brunch o un after office? El vestido de cocktail perfecto es uno negro. Elige un vestido de un tejido ligero: en invierno uno que te aporte más calor, la seda con medias debajo es una buena opción.
– En el día… Mi rutina es un poco estar “de acá para allá” y les cuento que los vestidos negros más livianos, anchos y de tejidos como el algodón o el jersey son clave para mi comodidad y estilo. En invierno los vestidos de de mangas largas son tus aliados indiscutidos y la buena noticia es que combinan con todo: amo los complementos oversize para un look ondero de día y algunos detalles en dorado para la noche.
– Para una fiesta. Sin dudas es mi aliado favorito: me encanta que los detalles estén en los complementos antes que en el vestido, soy de la idea que siempre es bueno llevar algo sobrio para poder combinarlo con todo y que así tu vestido pueda ser tu caballito de batalla para varias ocasiones y lucir siempre espléndida.
– Una tarde de reuniones. Es un gran aliados para reuniones ejecutivas y eventos formales del trabajo. Con un blazer con le sume color siempre estarás perfecta. En invierno, me encanta el camal o café claro con este vestido único. Lleven siempre medias para no pasar frío y unas bucaneras para estar 100% a la moda.