Lo cierto es que marcas nacionales e internacionales han apostado por una moda para invierno indiscutida: mejor protegernos del frío con cuellos bien cerrados, altos y estilosos.
No sé si les pasa, pero hay una tendencia que no quiere mucho a esta moda y es algo particularmente injusto. Lo cierto es que las prendas con cuello alto están particularmente subestimadas. Más allá de que haya gente o tendencias que no apuesten por ellas, este tipo de prendas la llevan y hacen que nuestros looks se vean mucho más sofisticados naturalmente.
Expertos indican que los cuellos de cisne protegen y aíslan a una persona de los factores externos propios de las bajas temperaturas que atentan contra la salud y el frío.
Los que saben sostienen que en este caso lo mejor es llevar looks monocolor minimalistas, pero el juego de superposiciones es la clave: debajo de chaquetas y abrigos, o con vestidos que dejan entrever nuestra prenda estrella. También es válido jugar con los materiales combinando ante o pelo con piezas cuajadas de lentejuelas.
Algunas otra referencia puede ser las tendencias que comenzaron a lucir esta prenda con pantalones en los años 40. Un look simple y efectivo al que se le suma un calzado plano o un trench.
Otra vertiente consiste en meter el pelo dentro del cuello, una curiosa modalidad de la que muchos expertos se han hecho eco.
Algunos datos interesantes…
Expertos sostienen que hay dos factores de la cultura pop detrás de este auge del cuello alto. Por un lado, que los años 70 han sustituido a la década de los 90 como referencia de la moda y el cine (“siendo el cuello de cisne para los 70 lo que supuso la camiseta de cuello redondo para los 90”) y por el otro, la forma en que el feminismo se ha convertido en un tema de conversación actual reflejado en la moda: “Cubrirse hasta la barbilla es hacer un fuerte declaración de por qué esperas que la gente te valore” escribía una periodista en The Guardian.